top of page

¿Qué quiso decir Jesús al decir: "Haceos amigos por medio de las riquezas injustas"?

  • Foto del escritor: Juan Escobedo
    Juan Escobedo
  • 4 may 2020
  • 22 Min. de lectura

Actualizado: 6 may 2020


Jesús, ayúdame.


El pasaje está en Lucas 16:9. "Y yo os digo: Haceos amigos por medio de las riquezas injustas, para que cuando éstas falten, os reciban en las moradas eternas".


Esta declaración forma parte de la parábola del mayordomo infiel en Lucas 16.

Las primeras palabras de este capítulo parecen indicar que lo que aquí se registra transcurrió poco después de lo que se narra en el cap. 15 donde Jesús es acusado (sí, otra vez y por milésima vez) por fariseos y escribas (que eran religiosos de sectas fanáticas del judaísmo que persiguieron a Jesús) y que al ver que “Se acercaban a Jesús todos los publicanos y pecadores para oírle, (entonces) los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este a los pecadores recibe, y con ellos come.Lucas 15:1-2.


Entonces Jesús contestó (como muchas otras veces) a esas acusaciones a través de parábolas. Y contó entre ellas, una de las más famosas en el mundo, y de las más conmovedoras. La llamada parábola del Hijo Pródigo.

Por consiguiente, esta parábola llamada de “El mayordomo infiel” es contada ya bien sea inmediatamente después de la del hijo pródigo o en un período de tiempo un poco más largo a esa ocasión. No lo sabemos a ciencia cierta. Lo que sí es seguro, es que ambas parábolas eran dirigidas a los discípulos y luego a los fariseos avaros y a publicanos ricos.


Además, quizá en ese mismo momento faltaban apenas unos meses para que concluyera el ministerio de Cristo, pues estaba transcurriendo enero o febrero del año 31 d. C. Cuando Jesús ya tenía más de 33 años de edad.

Como tantas veces había ocurrido (como en el sermón del monte en Mat 5 al 7), Jesús se dirigió primero a sus discípulos, aunque también otros pudieron haber estado presentes.

También ahora, como en Lucas 15, habían fariseos presentes (Luc 16:14), y finalmente Jesús, al final del capítulo 16, les habló en forma directa (Luc 16:15).

También había publicanos entre los oyentes (grupo de personas que eran vistos por la sociedad como una escoria, eran gente odiada por los judíos al ser la mayoría de los publicanos cobradores de impuestos enviados por Roma).


La parábola tenía un significado especial para éstos, muchos de los cuales sin duda eran ricos.

Lucas es el único que registra esta parábola,

Esta parábola y la siguiente -la del rico y Lázaro- se refieren al uso de las oportunidades presentes que repercuten a futuro con la vida eterna. (Luc 16:25-31),

En especial con la administración de las cosas materiales.


Las historias ilustran un principio vital de la administración de bienes materiales: el uso sensato y diligente de las oportunidades actuales.

También enfocan el problema de la administración material desde un punto de vista negativo; otro tanto muy parecido hacen las parábolas del amigo que llama a medianoche (Luc 11:5-10) y la del juez injusto (Luc 18:1-8).


En la parábola del mayordomo infiel Jesús pide a los hombres que no piensen más en las cosas temporales sino en las eternas (PVGM pág. 301).

(Este comentario y los demás con la abreviatura PVGM, los encuentra más amplios en el libro Palabras de Vida del Gran Maestro PVGM de la autora Elena de White).

Cuando Jesús enseñaba estas parábolas, los hombres tomaban los fantasmas por realidades, y las realidades por fantasmas. No contemplaban por la fe el mundo invisible. Satanás les presentaba las cosas de esta vida como sumamente atractivas y absorbentes, y prestaban atención a sus tentaciones.

Cristo vino para cambiar este orden de cosas. Procuró romper el ensalmo que infatuaba y entrampaba a los hombres. En sus enseñanzas, trató de ajustar los requerimientos del cielo y de la tierra. Los invitó a hacer provisión para la eternidad.


A continuación, pondré la parábola completa, luego la comentaremos brevemente punto por punto:


“Dijo también a sus discípulos: Había un hombre rico que tenía un mayordomo, y éste fue acusado ante él como disipador de sus bienes.

Entonces le llamó, y le dijo: ¿Qué es esto que oigo acerca de ti? Da cuenta de tu mayordomía, porque ya no podrás más ser mayordomo.

Entonces el mayordomo dijo para sí: ¿Qué haré? Porque mi amo me quita la mayordomía. Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza.

Ya sé lo que haré para que cuando se me quite de la mayordomía, me reciban en sus casas.

Y llamando a cada uno de los deudores de su amo, dijo al primero: ¿Cuánto debes a mi amo?

Él dijo: Cien barriles de aceite. Y le dijo: Toma tu cuenta, siéntate pronto, y escribe cincuenta.

Después dijo a otro: Y tú, ¿cuánto debes? Y él dijo: Cien medidas de trigo. Él le dijo: Toma tu cuenta, y escribe ochenta.

Y alabó el amo al mayordomo malo por haber hecho sagazmente; porque los hijos de este siglo son más sagaces en el trato con sus semejantes que los hijos de luz.

Y yo os digo: Ganad amigos por medio de las riquezas injustas, para que cuando éstas falten, os reciban en las moradas eternas.

El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto.

Pues si en las riquezas injustas no fuisteis fieles, ¿quién os confiará lo verdadero?

Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro?

Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.

Y oían también todas estas cosas los fariseos, que eran avaros, y se burlaban de él.

Entonces les dijo: Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los hombres; más Dios conoce vuestros corazones; porque lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación."

Lucas 16:1-15.



Entre los publicanos había ocurrido un caso similar poco tiempo antes (PVGM 302), y los publicanos presentes quizá se sintieron muy impresionados al escuchar la narración de Jesús.

Había habido entre los publicanos un caso como el presentado en la parábola, y en la descripción hecha por Cristo reconocieron ellos sus propias prácticas. Esto llamó su atención, y por el cuadro de sus prácticas faltas de honradez, muchos aprendieron una lección de verdad espiritual.

Sin embargo, la parábola se dirigía directamente a los discípulos. A ellos primero fue impartida la levadura de la verdad, y por su medio había de alcanzar a otros.


Gran parte de la enseñanza de Cristo no era comprendida por los discípulos al principio, y en consecuencia sus lecciones parecían casi olvidadas. Pero bajo la influencia del Espíritu Santo esas verdades revivieron más tarde con claridad, y por medio de los discípulos fueron presentadas vívidamente a los nuevos conversos que se añadían a la iglesia.


El Salvador hablaba también a los fariseos. El no perdía la esperanza de que percibieran la fuerza de sus palabras. Muchos habían sido convencidos profundamente, y al oír la verdad bajo el dictado del Espíritu Santo, no pocos llegarían a creer en Cristo.

Ahora Cristo vuelve el reproche contra sus acusadores los fariseos.


La escena la presenta ante los fariseos para demostrar la única manera por la cual podían redimir sus errores.

Los bienes de su Señor habían sido confiados al mayordomo infiel con propósitos de benevolencia; pero éste los había usado para sí. Así también había hecho Israel. Dios había elegido la simiente de Abrahán. La había hecho depositaria de la verdad sagrada para bendición del mundo, para que comunicase la luz a otros. Pero sus mayordomos habían empleado estos dones para enriquecerse y exaltarse a sí mismos.

Los fariseos, llenos de un sentimiento de su propia importancia y justicia propia, estaban aplicando mal los bienes que Dios les había prestado para que los empleasen en glorificarlo.


Para los comentadores esta parábola es, generalmente, difícil de explicar, especialmente por el aparente elogio que recibe el mayordomo infiel (Luc 16:8). Estos problemas se deben a que se intenta dar un determinado significado a cada detalle de la parábola, por ejemplo, que el “hombre rico” representa a Dios.


Esta parábola no debe interpretarse en forma alegórica, es decir, no literal. No es alegórica ni simbólica, sino que la parábola realmente era una historia que sucedió en la vida real, que Jesús sabía que había ocurrido y que la usó para enseñar una lección moral importante.


Uno de los principios fundamentales de la interpretación de parábolas es que no debe intentarse dar un significado especial a cada detalle. Lo más importante no son los detalles, sino a lo que intenta enseñar y si se puede sacar una enseñanza de ciertos detalles, es bueno mas no esencial. Sacar lecciones de cada detalle y cada punto y coma sería difícil y tedioso, lo cual no es el propósito de las parábolas.


Jesús quería que esta parábola enseñara una verdad específica: la que señala en los últimos versículos citados. De Luc 16:8-14. Donde el rico elogia al mayordomo y donde da lecciones morales que dice Jesús de forma directa luego de terminar de relatar la parábola.


El mayordomo quien era el encargado de administrar una casa o determinados bienes y que según se deduce del contexto, este “mayordomo” era libre y no esclavo como lo eran algunos mayordomos.

Si hubiera sido esclavo habría pasado a ser esclavo de otro amo, y no necesitaría haberse preocupado por ganarse la vida después de que fuera despedido de su trabajo.

Además, si hubiera sido esclavo, no habría estado en la gran libertad para desarrollar el plan que se proponía (Luc 16:4). Donde dijo “Ya sé lo que haré para que cuando quede desempleado, tenga casas a donde llegar a vivir”.


Al mayordomo lo acusaban de robar sistemáticamente a su señor llamándolo disipador el relato. (PVGM 301).

Este siervo infiel hizo participar a otros de su falta de honradez. Defraudó a su amo para beneficiarlos, y ellos aceptando este beneficio, se colocaban bajo la obligación de recibirlo como amigo en sus casas como deudores de favores. Estos deudores sabían que el mayordomo estaba robando a su amo y que ese acto los beneficiaba a ellos mismos. Quizás al darles los productos más baratos o alguna otra forma de extorsión y robo administrativo.


La astucia del mayordomo da a entender que era muy hábil.

Dijo para sí: “No puedo. Es decir "no tengo fuerzas", "no soy capaz", "no me ánimo" a trabajar. Mendigar como pobre, le daba vergüenza.

Evidentemente el mayordomo era culpable y sabía que no podía justificarse. Si no hubiera sido culpable y por el contrario hubiera sido reconocido y aplaudido, no habría pensado tan astutamente.


Había estado viviendo de sus fraudes, y ahora forjaba un plan aún más astuto para que le fuera posible seguir viviendo con holgura y facilidad.

Mientras el mayordomo pudiera hacerlo, seguiría utilizando de su autoridad laboral como un medio para resolver su futuro que era incierto y desconocido.


Pero había pensado solamente en lo presente. Cuando se le quitase la mayordomía, no tendría nada que pudiese llamar suyo. Pero todavía estaban en sus manos los bienes de su señor, y resolvió emplearlos para asegurarse contra necesidades futuras. A fin de lograr esto debía trabajar según un nuevo plan. En vez de juntar para sí, debía impartir a otros. Así podría conseguir amigos que lo recibieran, cuando se le hubiese desechado. Así también ocurría con los fariseos. Pronto se les iba a quitar la mayordomía, y estaban llamados a proveer para lo futuro. Únicamente buscando el bien de otros, podían beneficiarse a sí mismos. Únicamente impartiendo los dones de Dios en la vida presente, podían proveer para la eternidad.

El mayordomo pensó entonces en los deudores de su amo (vers. 5). Se las ingeniaría para que contrajeran una deuda personal no con su amo, sino con el mismo como ex mayordomo. "El mayordomo fue convocando uno por uno a los deudores de su señor" (Biblia de Jerusalén BJ). El mayordomo llevó a cabo su plan en forma sistemática, diligente, organizada y esforzada. Si hubiera empleado la misma diligencia y habilidad que usó en beneficio propio para hacer prosperar los negocios de su señor, habría logrado el éxito en vez del fracaso.


En cambio José, como siervo en casa de Potifar, demostró rasgos de carácter que lo tornaron muy valioso a los ojos de su señor (en la historia de Gén. 39: 1-6).

José el soñador del libro de Génesis hizo prosperar los bienes de su amo egipcio como si hubieran sido los suyos, y fue ascendido al cargo de mayordomo de la casa de Potifar.

Cuando el mayordomo pregunta a cada deudor “¿Cuánto debes?” Da la impresión de que el mayordomo, por causa de incompetencia o descuido, no tenía registros escritos completos de todas sus transacciones comerciales o no tenía ningún registro de ellas. Quizás debido a los mismos fraudes. La palabra “Barriles” proviene del Griego. bátos, deriva del Hebreo. Bath, medida de líquidos equivalente aproximadamente a 22 litros. Por lo tanto, 100 batos equivaldrían a 100 veces 22, que serían 2.200 litros, deuda relativamente grande.

La palabra “Aceite” es sin duda aceite de oliva, común en Palestina y en los países vecinos.

Cuando el mayordomo les dice “toma tu cuenta” significa literalmente "lo escrito". Se refiere a documentos comerciales, quizá al pagaré firmado por el deudor.

Cuando el mayordomo le dice a cada deudor “toma tu cuenta, siéntate pronto y escribe” es evidentemente porque eran muchos los que comerciaban con el mayordomo, y para que su plan funcionara bien, debía llevarlo a cabo sin demora y con toda prisa.

Las medidas de trigo provienen del griego. kóros, deriva del Hebreo. kor, una medida de capacidad para áridos de 220 litros. Un litro equivale a un cubo de 10 cm por cada lado o a 1000 cm3.

Los cien coros de trigo o cien medidas de trigo equivaldrían a unos 22.000 litros de trigo, también una deuda grande.


Cuando el mayordomo pagó de su propia bolsa parte de la deuda de los deudores, hizo que los deudores de su amo le debieran a él mismo. Además de los favores que les había hecho antes al darles productos más baratos defraudando a su amo.


“Y alabó el amo al mayordomo malo por haber hecho sagazmente (o inteligentemente).”

El hombre del mundo alabó el ingenio del que lo había defraudado. Pero el elogio del rico no es el elogio de Dios.

Estas palabras no son un comentario hecho por Lucas -como lo han afirmado algunos-, sino que es una parte de la parábola de Jesús.

El que alabó al mayordomo fue el hombre rico. Es totalmente inconcebible que Jesús hubiera dado un elogio semejante al fraudulento plan del mayordomo infiel para estafar a su señor (PVGM 302). Jesús no elogió al mayordomo que estafaba a su señor. Sino que era el rico de la historia que contaba Jesús quien hizo el elogio. El concepto que Jesús tenía de este mayordomo se echa de ver en estas palabras: "mayordomo malo". Jesús pensaba que este mayordomo era malo.


Sin embargo, puesto que este elogio es el punto culminante de la parábola, es evidente que Jesús encontró en la alabanza del rico para su mayordomo algo útil para enseñar una lección a los discípulos y a los que escuchaban.

El relato muestra claramente cuál era la enseñanza clave.

El rico no justificó ni perdonó el fraude de su mayordomo, pues lo estaba despidiendo por ser fraudulento; sin embargo, la astucia con que había culminado su carrera delictiva el hábil estafador del mayordomo era tan impresionante, y la minuciosidad con la cual había llevado a cabo su plan era tan digna de aplausos y de usarlos a propósitos más nobles, que el rico no pudo menos que admirar la astucia y la diligencia de su ex mayordomo.


El Salvador había sido censurado por los fariseos por tratar con publicanos y pecadores; pero su interés en ellos no disminuyó, ni cesaron sus esfuerzos por ellos.


El vio que su empleo los inducía a la tentación. Estaban rodeados por incitaciones a hacer lo malo. Era fácil dar el primer paso malo, y el descenso era rápido para llegar a mayor falta de honradez y a mayores delitos. Cristo estaba tratando por todos los medios de ganarlos a principios más nobles y fines más elevados. Este era el propósito que tenía presente al relatar la historia del mayordomo infiel.


Había sido sagaz conquistando amigos que se sentirían comprometidos con él en el futuro.

El adverbio fronímcs, traducido "sagazmente" como su forma adjetival, frónimcs (Mat. 7: 24; 10: 16), derivan de fr'n, "mente".

Solo hasta ver cerca la crisis, había sido buen previsor, trazando planes hábiles y astutos para su futuro.

Su sagacidad o astucia consistió esencialmente en aprovechar al máximo sus oportunidades mientras las tenía a mano.

Si el mayordomo hubiera demorado tanto en el arreglo de cuentas con los deudores de su señor como se había tardado antes al manejar sus negocios, no habría tenido éxito en su delictuoso plan.

Los hijos de este siglo. Siglo se considera aquí como el tiempo de los acontecimientos de esta vida terrenal. Los que viven para este siglo o solo para la vida en este mundo se ponen aquí en contraste con los que viven previniendo para el mundo venidero: "los hijos de luz".

Más sagaces en el trato con sus semejantes… Los que viven exclusivamente para esta vida, muchas veces se esfuerzan más para adquirir lo que ella les ofrece, de lo que se esfuerzan los cristianos que se preparan para alcanzar lo que Dios dará a quienes eligen servirle.

Es una debilidad humana prestar más atención a la forma en que podemos servirnos a nosotros mismos antes que a la manera de servir a Dios y a nuestros prójimos (PVGM 304-305).

El cristiano debe caracterizarse por su celo, pero su celo debería ser "conforme a ciencia", es decir conforme a conocimiento más que por sentimientos. (Rom. 10: 2).

Pues Pablo dice:

“Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para salvación. Porque yo les doy testimonio de que tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia. Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios.”

Romanos 10:1-3.


Son más sabios los paganos que los hijos de luz. Jesús también empleó expresiones tales como "hijos de Dios" "hijos del reino", "hijos de vuestro Padre", para referirse a los que aceptaban sus enseñanzas y ponían el reino de los cielos en el primer lugar en sus vidas.

Los hombres sabios de este mundo manifiestan más sabiduría y fervor en servirse a sí mismos que los que profesan servir a Dios en el servicio que le prestan. Así sucedía en los días de Cristo, y así sucede hoy. Miremos la vida de muchos de los que aseveran ser cristianos. El Señor los ha dotado de capacidad, poder e influencia; les ha confiado dinero, a fin de que sean colaboradores con él en la gran redención.


Debemos aliviar a los dolientes y menesterosos. Debemos alimentar a los hambrientos, vestir a los desnudos, cuidar de la viuda y los huérfanos, servir a los angustiados y oprimidos. Dios no quiso nunca que existiese la extensa miseria que hay en el mundo. Nunca quiso que un hombre tuviese abundancia de los lujos de la vida mientras que los hijos de otros llorasen por pan. Los recursos que superan las necesidades reales de la vida son confiados al hombre para hacer bien, para beneficiar a la humanidad. El Señor dice: “Vended lo que poseéis, y dad limosna”. Sed “dadivosos”, comunicad “con facilidad”. “Cuando haces banquete, llama a los pobres, los mancos, los cojos, los ciegos” (Lucas 12:33). “Desatar las ligaduras de impiedad”, “deshacer los haces de opresión”, “dejar ir libres a los quebrantados”, “que rompáis todo yugo”. “Que partas tu pan con el hambriento”, que “a los pobres errantes metas en casa”. “Cuando vieres al desnudo, lo cubras”. Que “saciares el alma afligida”. (Isaías 58:6,7,10)


“Id por todo el mundo; predicad el Evangelio a toda criatura”. (Marcos 16:15)

Estas son las órdenes del Señor. ¿Está haciendo esta obra el conjunto de los que profesan ser cristianos?


¡Cuántos hay que se están apropiando solo para sí los dones de Dios! ¡Cuántos están añadiendo una casa a otra y un terreno a otro! Sin si quiera dar unas migajas a los pobres a su lado. Y esa mediocridad es insensible. ¡Cuántos están gastando su dinero en placeres para satisfacer el apetito, conseguir casas, muebles y vestiduras extravagantes, lujosas y sin saciarse! Dejan a sus semejantes en la miseria y el crimen, la enfermedad y la muerte. Multitudes están pereciendo sin una mirada de compasión, ni una palabra, ni una acción de simpatía.

Los hombres se hacen culpables de robar a Dios. Su empleo egoísta de los recursos que tienen priva al Señor de la gloria que debiera tributársele mediante el alivio de la humanidad doliente y la salvación de las almas.


El Señor declara: “Llegarme he a vosotros a juicio y seré pronto testigo contra los que detienen el salario del jornalero, de la viuda, y del huérfano, y los que hacen agravio al extranjero”. “¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? Los diezmos y las primicias. Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado”.

(Malaquías 3:5,8, 9)

“Habéis vivido en deleites sobre la tierra. He aquí, el jornal de los obreros que han segado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado de vosotros, clama; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos”.

Santiago 5:1-4.


En el día del juicio final, las riquezas que los hombres hayan acumulado no les valdrán de nada. Los que pasan la vida acumulando tesoro mundanal, manifiestan menos sabiduría, menos reflexión y cuidado por su bienestar eterno de lo que manifestaba el mayordomo infiel por su sostén terrenal.


Son aquellos de quienes el profeta declaró en su visión del gran juicio final: “Aquel día arrojará el hombre sus ídolos de plata y sus ídolos de oro…y se entrarán en las hendiduras de las rocas y en las cavernas de las peñas, por la presencia formidable de Jehová, y por el resplandor de su majestad, cuando se levantare para herir la tierra”. Isaías 2:20-21.


Ganad, amigos. Jesús se dirige ahora a los fariseos presentes (PVGM 303; vers. 14).

Jesús no estaba insinuando que el cielo puede comprarse.

La verdad a la cual dirige la atención es que deberíamos aprovechar las oportunidades presentes para asegurar nuestro bienestar eterno.

Somos sólo mayordomos de las posesiones materiales que en esta vida llegan a nuestras manos.

Todo lo que tenemos en esta vida es ajeno, es decir, es de Dios y no nuestro

(1 Cor. 6: 19).

Como mayordomos de Dios, debemos gastar las cosas materiales que nos han sido confiadas en hacer prosperar los intereses de Dios, nuestro Padre celestial, aplicándolas a las necesidades de nuestros prójimos (Mat. 19: 21) y a la predicación del Evangelio (1 Cor. 9: 13).

(Vosotros significa ustedes, vuestro, significa su o suyo, vuestros significa suyos o de ustedes, y así sucesivamente).


Entregaos a Dios para esta obra, emplead sus dones con este propósito, y os asociaréis con los ángeles celestiales. Vuestro corazón latirá al unísono con el de ellos. Os asimilaréis a ellos en carácter. Estos habitantes de las moradas eternas no serán extraños para vosotros. Cuando hayan pasado las cosas terrenales, los centinelas de las puertas del cielo os darán la bienvenida.

Los amigos que os reciban en las moradas eternas serían los ángeles de Dios.


“A Jehová presta el que da al pobre. Y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar.”

Proverbios 19:17. Reina Valera 1960.

Otra versión dice:

Si ayudas al pobre, le prestas al Señor, ¡y él te lo pagará!” Nueva Traducción Viviente.

Dios mismo se considera deudor hacia ti y a mí, miserables pecadores. Tal es la humildad y grandeza de Dios.


Los medios usados para beneficiar a otros producirán recompensas. Las riquezas, la abundancia y la prosperidad debidamente empleadas realizarán mucho bien. Se ganarán almas para Cristo. El que sigue el plan de vida de Cristo verá en las cortes celestiales a aquellos por quienes ha trabajado y se ha sacrificado en la tierra. Los redimidos recordarán agradecidos a los que han sido instrumentos de su salvación. El cielo será algo precioso para los que hayan sido fieles en la obra de ganar almas.


La lección de esta parábola es para todos. Cada uno será tenido por responsable de la gracia a él dada por medio de Cristo. La vida es demasiado solemne para ser absorbida en asuntos temporales o terrenales. El Señor desea que comuniquemos a otros aquello que el Eterno e Invisible nos comunica.


Cada año, millones y millones de almas humanas pasan a la eternidad sin haber sido amonestadas ni salvadas. De hora en hora, en nuestra vida variada, se nos presentan oportunidades de alcanzar y salvar almas. Las oportunidades llegan y se van continuamente. Dios desea que las aprovechemos hasta lo sumo. Al máximo. Cada vez tenemos un día, un mes o un año menos en que hacer nuestra obra. Algunos años más, cuando mucho, y la voz a la cual no podemos negarnos a contestar, será oída diciendo: “Da cuenta de tu mayordomía”.


“Todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará.

Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?

¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?

Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.”

Marcos 8:35-38.


Declara: “Haré más precioso que el oro fino al varón, y más que oro de Ofir al hombre”. Isaías 13:12.

Cuando hayan sido arrasadas y destruidas todas las riquezas que la polilla devora y el orín corrompe, los seguidores de Cristo podrán regocijarse en su tesoro celestial, las riquezas imperecederas.

“Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.” Lucas 12:34.

“haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla destruye.” (vers 33)


Mejor que toda la amistad del mundo es la amistad de los redimidos de Cristo.

Y mejores que todas las palabras de alabanza terrenal, serán las palabras del Salvador a sus siervos fieles: “Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo”. Mateo 25:34.


A aquellos que hayan despilfarrado sus bienes, Cristo da todavía oportunidad de obtener riquezas duraderas. Él dice: “Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir." Lucas 6:38.

“A los ricos de este siglo manda... que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, que con facilidad comuniquen atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano a la vida eterna”. 1 Timoteo 6:17-19.


Permitid, pues, que vuestra propiedad vaya antes que vosotros al cielo. Haceos, tesoros junto al trono de Dios. Aseguraos vuestro título a las riquezas insondables de Cristo. “Haceos de amigos por medio del lucro de injusticia, para que cuando éste os falte os reciban en las moradas eternas”.


Riquezas injustas: Esta frase sugiere que a veces, algunas riquezas se obtienen de forma lícita y no permitida, y que si es así se, entonces se convierten en un despreciable "vil metal".

La frase “Para que cuando éstas riquezas falten” Nos dan a entender otra cosa cuando al basarnos en ciertos manuscritos tardíos, la RVA (Reina Valera Antigua) dice: "cuando faltareis", o sea "cuando muráis". (Cuando ustedes mueran).

Pero la Biblia no enseña nunca que los hombres son recibidos "en las (mansiones) o moradas eternas" cuando mueren, sino que se dan hasta cuando vuelva nuestro Señor en las nubes en el fin del mundo. (Juan 14: 3).


La evidencia textual establece, el texto de la RVR (Reina Valera Revisada) y la BJ (Biblia de Jerusalén): "cuando éstas falten"; "éstas" se refiere a las riquezas.

Cuando se acabó la fuente de ingresos del mayordomo (Luc. 16: 3), entonces pensó en su futuro (vers. 4).


Lo importante de la parábola no es el fracaso del mayordomo en su trabajo ni tampoco su muerte, sino su hábil método para resolver el problema de la pérdida de sus ingresos.

Por esto se dice que cuando falten las riquezas, los amigos recibirán a los previsores en sus moradas. Solo recibirán a los que si pensaron en el futuro, e hicieron provisión para la crisis del futuro.

El que es fiel en lo muy poco. Es una insinuación de que las riquezas son "lo muy poco".

A comparación de la vida eterna de Dios y los días sin fin que gozaremos comparados con los pocos 70 u 80 años de vida mortal aquí, por más que se tengan riquezas, es esta vida es “lo muy poco”. En el más allá, se vivirá todo goce santo conocido y desconocido por los días sin fin. Mientras que los injustos, habrán sido destruidos para siempre sin que sus ojos vieran el bien por la eternidad.


Debe destacarse nuevamente que Jesús no elogió los fraudes del mayordomo. Para que los discípulos o quienes escuchaban no tomaran esta parábola como una posible excusa para no ser honrados, Jesús declaró claramente la profunda verdad de que todos los que quieran ser sus discípulos, deben caracterizarse por una completa integridad y diligencia. Al decir, que quien es fiel y honrado en no robar aunque sea un poco, es fiel y honrado en lo mucho.

El Midrash (texto judío religioso que no es la Biblia) dice un ejemplo en las supuestas palabras de Dios a David: "Has sido hallado digno de confianza con tus ovejas; ven pues, y apacienta mis ovejas". Recordando que no solo por ello David fue escogido, sino que David fue puesto bajo severa disciplina por Dios al ser perseguido por Saúl buscando matarlo, así fue preparado para aprender las mejores virtudes humanas y gobernar.

En lo más es fiel. Será ascendido (Mat. 25: 21).

La frase ¿Quién les confiará lo verdadero? Es decir, las riquezas espirituales (Sant. 2: 5). Compárese con el consejo que da Cristo de no trabajar "por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece" (Juan 6: 27).

Jesús había advertido a sus oyentes poco antes, en su ministerio en Perea, de no amontonar tesoros sino ser ricos "para con Dios" (Luc. 12: 21).

La frase ¿Y si en lo ajeno fuisteis infieles? Nos enseña una de las lecciones más importantes que el hombre debe aprender es que todo el dinero y las cosas materiales que pueda poseer no son suyas debido a su propia sabiduría y capacidad, sino que Dios se las ha prestado.

El Señor solemnemente advirtió a Israel contra ese engaño fatal, y le recordó que Dios es quien da a los hombres "el poder para hacer las riquezas" (Deut. 8: 18).

El fracaso de Israel como nación se debió en gran parte a que no supo aprovechar la enseñanza que se le dio en cuanto a esto.

Esta es una verdad siempre vigente: cuando los hombres no honran a Dios ni aprecian que las buenas cosas de la vida proceden de su generosa mano, se envanecen en su razonamiento y su necio corazón se entenebrece con oscuridad terrorífica. (Rom. 1: 21).

¿Cómo seréis fieles con lo que es vuestro? Jesús se refiere ahora a la vida eterna y a las bendiciones y gozos correspondientes como si fueran nuestros.

El reino es de los justos. Les pertenece.

“No temáis, manada pequeña; porque al Padre ha placido daros el reino. Vended lo que poseéis, y dad limosna.”

Lucas 12:32-33. La frase “Ninguno puede servir a dos señores”.

Es una declaración de Jesús idéntica a la que aparece antes en Mat. 6: 24. Debiera recordarse que mucho de lo que Jesús ya había enseñado en Galilea y partes de Israel, se repitió durante su ministerio en Perea (DTG 452).

Esta afirmación no fue insertada fuera de lugar dentro del relato. Pues habla de dejar el amor por las riquezas y no por el servicio a la humanidad honrando así al Señor Dios. Cuando dicen que “Oían también todas estas cosas los fariseos y se burlaban porque eran ávaros”.

Avaros. Del Griego. filárguros, "amador de plata". Esta palabra aparece en el NT sólo aquí y en 2 Tim. 3: 2.

Algunos han dicho que se aplicaba mejor a los saduceos que a los fariseos, tal como aparece aquí, pues afirman que los saduceos eran los más ricos de la sociedad judía. Pero Jesús no se refiere sólo a la posesión de riquezas. Tener éstas no impide la entrada del hombre en el cielo, sino el amor inmoderado por ellas y el uso equivocado que se les dé.

Job, Abraham, Zaqueo, José, Nicodemo son solo algunos de los ejemplos de hombres ricos que sí podrán entrar al reino de Dios.

Pero nada impide que el pobre sea avaro o codicioso. Una ironía.

Hay pobres que son ávaros y codiciosos. Y hay ricos desprendidos, buenos y filántropos.


Según la manera de pensar de los fariseos, la riqueza era una evidencia de las bendiciones divinas; pero, como un contraste, Jesús ni tenía posesiones (ver Mat. 8: 20, dice: “el Hijo del Hombre (es decir Jesús) no tiene dónde recostar su cabeza”).

Ni tampoco deseaba obtenerlas (Mat. 6: 24-34, ver su sermón respecto a no afanarse y más bien buscar el reino de Dios, su conocimiento y justicia).

En este respecto, como también en otros, los principios de Jesús y los de los fariseos eran diametral y completamente opuestos.

Se burlaban de él. Los fariseos comprendieron sin duda que Jesús se estaba dirigiendo a ellos.

Parece que esta secuencia de relatos, que comienza en el cap. 15: 1, registra lo que Jesús enseñó en una sola ocasión. Si así es, entonces los fariseos habían estado presentes desde el comienzo y Jesús les dirigió las parábolas de la oveja perdida, de la moneda perdida y del hijo pródigo para defender su interés en los publicanos y los pecadores.

La frase “Os justificáis a vosotros mismos” se refiere a que los fariseos como líderes religiosos se las ingeniaban para convencerse a sí mismos y convencer a otros, de que sus malas obras, sus malos pensamientos, sus teorías equivocadas y egoístas eran apoyadas y aprobadas por la religión y por el razonamiento humano y religioso.

Los fariseos habían logrado persuadir a la gente de la validez de su teoría: acerca de que la riqueza siempre era una recompensa de la rectitud.

Habían defendido hábilmente su posición y, por lo menos los que tenían cierta cantidad de los bienes de este mundo, hallaban satisfacción con tal teoría.

Muchos otros, que no tenían tal cantidad de bienes, se sentían desaprobados parcialmente por Dios.

Dios conoce vuestros corazones. El problema de los fariseos consistía en que eran hipócritas; pero su 'justicia" no era más que una deslumbrante apariencia.

Lo que los hombres tienen por sublime, para Dios es abominación.

Griego. bdélugma, "cosa detestable" "abominación". Haciendo clara referencia a que para los seres humanos lo más sublime es vivir para gozar solamente de riquezas y no ayudar a otros. Esto para Dios es abominable, pero para los seres humanos es un sueño a alcanzar que les parece sublime.


Breve conclusión:


En otras palabras, Jesús estaba diciendo que nos hiciéramos amigos de los pobres ayudandoles con nuestras riquezas de esta vida, es decir, riquezas en medio de un mundo injusto, riquezas injustas pero noblemente ganadas y repartidas para ayudar a otros, y que ayudando a los pobres nos hiciéramos amigos de los ángeles del cielo pues ellos apreciarían esas buenas acciones y entonces cuando llegue el momento de ir al cielo, los amigos ángelicales nos recibirán en las moradas eternas.



Basado de "Palabras de Vida del Gran Maestro" de Ellena G de White. Capítulo 26 "Talentos que dan éxito".



Link de mi canal YouTube por si me quieren conocer poco más: https://www.youtube.com/channel/UCrF9TsDybnlQdRhFVAT6Hxw?view_as=subscriber


Solo a Dios la Gloria.

 
 
 

Comments


Publicar: Blog2_Post
bottom of page